Pongo estas palabras de más abajo con un poco de sorpresa, sin saber muy bien que són, no són prosa, no son poesía, son palabras pedidas, demandas, requeridas, cuando mi corazón empezaba a callarse, y el suyo también. Seguramente no las recoradaría si ella no las hubiera repetido. Quizá para fijar el momento, para que no me desvaneciera de pronto como un sueño agradable al despertar. Y solo tienen el merito de recordarnos ese momento. Para mí es suficiente.
Cuando todavía batian fuerte los corazones
Tormenta verde,
de movimientos azules,
en un coche amarillo
por la campiña francesa
buscando un vino,
que no existe.
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