sábado, diciembre 03, 2005

Mientras espero...

Estoy aquí esperando a que lleguen mis vacaciones en avión, me he dedicado a explorar mis cuentas de correo, a ordenar un poco todos esos mensajes perdidos. He encontrado uno de un poco de tiempo antes de irme por segunda vez a Mexico, y me gustó, porque sin mucho esfuerzo podría volver a ser escrito hoy.

Me levanto cada mañana dormilon, incapaz de salir de la cama dos veces a la misma hora. Incapaz de desayunar, e incapaz de hacerme la comida. Salgo tarde, y un poco inconsciente, me introduzco en el metro a ver gente bien vestida y de caras grises. Salvo cuando madrugo en cuyo caso, veo gente animada y bulliciosa, peor vestida, que hablan con otros acentos, pero con algo que les hace estar más vivos.
Llego a Pza de Castilla a coger el autobus, que siempre tarda, y siempre me desespera. Pero me da media hora de tranquilidad diaria, que aprovecho para leer, pensar, o lamentar, depende.
Al llegar al trabajo, ya estoy tan cansado como el día anterior cuando me fuí. Debe, ser el autobus, o esa maldita luz de fluorescente, o que esté haciendo lo mismo desde hace demasiado tiempo.
Por la tarde, cuando salgo de ese lugar, puede ocurrir cualquier cosa, puede ser que vaya al Teatro (musica, cine, espectaculo,...) puede que quedé con alguien para llenar una cerveza con pensamientos perdidos, o puede que vaya a casa a trabajar, para esa cosa, que ya me quita demasiado tiempo. Un momento después, vuelve a sonar el despertador.

Aunque esto parece el eterno retorno de los días, mi incapacidad de organizarme, hace que siempre tenga algo "nuevo" que me corra mucha prisa, y que dejé para mañana. Limpiar el piso, lavar la ropa, hacer la compra, y otras labores de mantenimiento suelen ser esas cosas. Ayer fue la comida, anteayer limpiar el piso, el sábado el otro trabajo, el viernes fue una sonrisa.

Pero lo importante, es que he conseguido convencer a mis incontables jefes, de que me voy a Mexico. Me voy el 5 de Junio a Mexico. Tres semanas. Me voy allí, porque me trataron demasiado bien, como para no volver. Intentaré ver la Via Lactea, en el desierto. Y encontrarme algún chaman que me descubra algo que ya sabía.

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